Monumento escultórico a Luis de Morales.
En junio de 1925 se inaugurará en la Plaza de España de
Badajoz (antes Plaza de San Juan) el monumento al gran pintor extremeño Luis de
Morales "El Divino" realizado en Madrid. Fundido en bronce en los
talleres Calahorra Hermanos que había sido ejecutado magistralmente por el
escultor extremeño Gabino Amaya Guerrero
(1896-1978).
Frente a la Catedral , que acoge en su interior algunas de
las obras de Luis de Morales, como por ejemplo "La Piedad"; este
trabajo aparece representado en el pedestal de la escultura de la céntrica
Plaza de España.
La figura está asentada en una plataforma rectangular de 146
cm. laterales por 97 posterior y anterior, en ésta parte anterior o frontal
aparece el nombre del representado con letras góticas, sobre las que se
adelanta levemente el pie izquierdo.
La altura del monumento relativamente baja del pedestal (1m,
80 cm) que hace más asequible la contemplación. La altura de la figura es de
165 cm.
La cabeza, erguida hacia el lado izquierdo, en actitud
contemplativa, dirigiéndose hacia el cielo la profunda mirada como dando
gracias al Altísimo por la inspiración en los temas “divinos”, a los cuáles
dedicó su vida y su obra.
Tanto las manos como la cabeza, están conseguidas con gran
verismo formalista. El conjunto está muy logrado, dentro de la sencillez, de
una sola figura, ya que desde todos los puntos de vista se percibe la composición
tridimensional, sobria, acertada y con gran sentido táctil.
La escultura sedente en sillón castellano, sobre respaldo del
mismo, apoyado el manto o clámide, capa corta, del pintor, rodeando en
artístico pliegues para dar más puntos de apoyo al equilibrio de la figura.
Es una talla sobriamente tratada, con gran lujo de detalles
en la vestimenta, y estudiado realismo.
La composición equilibrada por el manto que rodea el sillón.
En el brazo izquierdo, la paleta de forma circular y los
pinceles, y en la derecha un pincel en actitud de descanso, apoyados ambos
brazos en los del sillón.
El bajo relieve, también de bronce, que completa el conjunto escultórico y relaciona al representado con su mística pictórica. Medidas 61,5 cm de ancho por 83,5 de alto
Escultor.
Gabino Amaya Guerrero
Nació en el seno de una familia modesta, de pocos recursos
económicos. Fue zagal, pastoreando ovejas para ayudar a sus padres, hasta los
quince años. Con el barro de los regatos, modelaba pequeñas esculturas que
representaban a las ovejas que apacentaba y a otros animales.
En 1914, a la edad de dieciocho años, llegó a Madrid.
Allí, su paisano Faustino Merlín, abogado residente en la
capital de España, por medio de su amigo Blanco Torres, le presentó al escultor
Lorenzo Coullaut Valera, natural de Marchena (Sevilla), que le ofreció su
estudio y orientación como maestro.
Corría el año 1917 y Gabino Amaya se encontraba delante del
Museo del Prado realizando un busto de Cervantes con la nieve que había caído;
así lo contempló el director del museo por entonces, el pintor sevillano José
Villegas, que, desde ese momento, se convirtió en un segundo padre para el
escultor extremeño, aconsejándole en el difícil camino del arte.
Con la obra El zagalillo de Fuente de Cantos, le fue
concedida una pensión por la Excelentísima Diputación de Badajoz, presidida por
Sebastián García Guerrero, y con la que pudo costearse estudios de Escultura,
Dibujo y cultura general en Los Luises de Madrid.
El 7 de junio de 1919, Amaya Guerrero ganó la Primera Medalla
en la VIII Exposición del Ateneo de Badajoz.
En el año 1925, terminó el monumento dedicado al gran pintor
Luis de Morales el Divino, que ganó en reñido concurso con escultores de su
época, como eran Aurelio Cabrera, Torre Isunza, Pérez Comendador y otros. El
jurado estaba formado por artistas como Adelardo Covarsí, Antonio Juez, Eugenio
Hermoso, etc. Fue costeado por suscripción pública y fue instalado en la plaza
de la Constitución de Badajoz (ahora, plaza de España).
A partir de este momento, Gabino Amaya no deja de cosechar
triunfos en toda España, como retratista, imaginero, compositor de retablos
(son famosos sus Cristos en nogal) o por la realización de monumentos en
Trujillo (Cáceres), Orense, Madrid, Vizcaya, Villanueva del Fresno (Badajoz),
Torrelavega (Santander), Salamanca, etc.
Fue condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica el 6
de septiembre de 1925. El 12 de octubre de 1966, fue nombrado “miembro
distinguido” por la Columbus Association de Trieste (Madrid). El 11 de
noviembre de 1976, a sus ochenta años, la Sociedad Amigos de la Capa de Madrid
lo nombró “caballero de la Capa”. Tres años después moría en el centro Ramón y
Cajal de insuficiencia respiratoria. Su estudio, con innumerables esculturas,
se ha conservado en Madrid, en la Avenida de los Toreros, por su nieto Gabino
Amaya, pintor madrileño de innegable calidad artística y personal estilo.
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Fuente.
REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
Enlace
https://dbe.rah.es/biografias/48733/gabino-amaya-guerrero
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Homenajeado
Luis de Morales "El Divino"
(Badajoz, h. 1510-1586). Pintor español. Nació probablemente
en Badajoz hacia 1510 y murió en la misma ciudad en 1586, sin que hasta ahora
se hayan podido precisar más estos datos. Pintor de gran calidad y acusada
personalidad, acaso el mejor entre los españoles de la segunda mitad del siglo
XVI, a excepción del Greco. Su formación plantea serios problemas, aunque
Palomino lo hace discípulo del flamenco, residente en Sevilla entre 1537 y
1563, Pedro de Campaña. Ciertamente la meticulosidad y detallismo de su
pincelada y la concepción del paisaje son de origen flamenco, y la mayoría de
sus temas icónicos de tradición medieval tardía. Pero realiza unos tipos
humanos y emplea un colorido y un sfumato emparentados con la tradición
lombarda de un Bernardino Luini y de un Cristoforo Solario, que seguramente
conoció no mediante un viaje a Italia sino posiblemente a Valencia, para
ponerse al tanto de las novedades aportadas por los leonardescos Fernando Yáñez
y Fernando de Llanos y los rafaelescos Vicente y Juan Masip. Sin embargo, el
sesgo más personal de su pintura radica en la atmósfera atormentada y casi
histérica en que respiran sus personajes, volcados más que a la acción hacia
una intensa vida interior, llenos de melancolía y renunciamiento ascético y
característicos del clima de crispada religiosidad que habían impuesto en la
España del XVI los movimientos de reforma, desde los menos ortodoxos del
erasmismo y el alumbradismo, hasta los más genuinos del misticismo y el
trentismo. Morales, denominado el Divino por su primer biógrafo, Antonio
Palomino, porque pintaba solo asuntos religiosos con gran primor y sutileza,
alcanzó su mejor época desde 1550 hasta 1570, pintando entonces numerosos
retablos, trípticos y lienzos aislados que obtuvieron enorme difusión porque
satisfacían la religiosidad popular de la época, si bien algunas de sus telas
contienen citas y datos de erudición letrada, producto del contacto con los
clientes ilustrados, a contar en primer lugar los obispos de la diócesis de
Badajoz, a cuyo servicio estuvo. No está, por el contrario, documentalmente
corroborada su presencia en el monasterio de El Escorial llamado por Felipe II,
aunque parece que éste adquirió alguna de sus obras para regalarlas a
continuación. La enorme producción y la continua solicitud de sus temas
iconográficos más frecuentes y populares le obligaron a mantener un nutrido
taller en el que colaboraron sus dos hijos, Cristóbal y Jerónimo; taller
responsable de muchas copias que circulan y son todavía tenidas como autógrafas
de Morales.
Fuente:
Alfonso Rodríguez G. de Ceballos
Enlace:
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